¿Qué es el Alzheimer? ¿A quién afecta? ¿Cuáles son sus causas? ¿Cuáles son los signos de alarma del Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa de las neuronas, que son las células del cerebro. Así mismo, el alzhéimer puede considerarse una demencia en el sentido de que se trata de un trastorno de la memoria asociado a otras perdidas de las capacidades intelectuales, que tiene un carácter permanente y que además afecta a la posibilidad de llevar una vida diaria normal y de calidad.
Este problema tiene un carácter progresivo e irreversible y es la causa de invalidez, dependencia y mortalidad más habitual entre las personas ancianas.
¿A quién afecta?
El alzhéimer es la enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia a nivel mundial.
En nuestro país, es también la demencia más prevalente: se estima que entre 800.000 y un millón de personas padecen alzhéimer Además, es un mal que esconde una notable cantidad de casos sin diagnosticar, a los que habría que sumar los de familiares y cuidadores, que también se ven afectados por la problemática que rodea a esta enfermedad.
¿Cuáles son sus causas?
Pese a que se trata de una las enfermedades sobre las que más esfuerzos e inversiones se están realizando en materia de investigación, a día de hoy no se conoce su origen ni tampoco una cura o un tratamiento para su prevención.
No obstante, sí hay que tener en cuenta determinados factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar este tipo de demencia. Algunos de ellos son:
Edad: el alzhéimer afecta en mayor medida a personas de más de 65 años.
Género: más mujeres que hombres padecen esta enfermedad, porque su esperanza de vida es más alta. También intervienen causas hormonales.
Antecedentes familiares: el riesgo aumenta si existen en la familia personas con esta enfermedad.
Entrenamiento mental: la estimulación de la actividad intelectual (lectura, juegos de números y letras, acertijos, etc.) y el estudio se relacionan con un menor riesgo de sufrir esta demencia.
Por otro lado, recientes estudios han señalado la influencia de otros aspectos relacionados con el estilo de vida en la aparición de la enfermedad. Así, factores como la obesidad, el tabaquismo, la hipertensión o la hipercolesterolemia, el exceso de grasas en la dieta, el sedentarismo o incluso la depresión podrían incrementar el riesgo de sufrir alzhéimer en el futuro.
¿Y sus síntomas?
Los síntomas de esta enfermedad son de dos tipos:
Por un lado, los relativos a la pérdida de funciones cerebrales de índole cognitiva que nos permiten la relación con el entorno y con otras personas: pérdida de la memoria, el lenguaje, la atención y la orientación.
Y por otro, la alteración de las habilidades emocionales y conductuales: con cambios en la motivación, el ánimo, el carácter e incluso el sueño.
Esta sintomatología se va manifestando de forma progresiva y gradual, por etapas, y dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente, los síntomas son distintos y más o menos graves. En total, se estima que la evolución de los síntomas abarca entre 5 y 15 años.
¿Qué fases tiene el alzhéimer?
La evolución de esta enfermedad es lenta, y llegan a pasar varios años desde la aparición de los primeros síntomas hasta el paso a una etapa más aguda. En general, podemos hablar de tres fases:
Fase leve: En esta etapa, el daño de la enfermedad todavía no es evidente ni para el paciente ni para sus familiares. Se dan las primeras pérdidas de memoria (el enfermo se olvida de una cita, una llamada o nombres de personas u objetos cercanos), tiene dificultad para encontrar las palabras precisas y presenta bruscos cambios de humor; pero todavía no hay desorientación.
Fase moderada: La enfermedad ya se ha hecho evidente para todos y el deterioro del enfermo es visible. Comienzan las reacciones agresivas y desmesuradas, la incapacidad para realizar tareas cotidianas (como conducir o montar en autobús); existe mucha más desorientación; su memoria se altera notablemente y el lenguaje se dificulta. En esta fase, el enfermo ya precisa atención y vigilancia las 24 horas.
Fase aguda o grave: Cuando todas las áreas relacionadas con la función cognitiva están alteradas y las funciones orgánicas también se ven afectadas. La desorientación se vuelve constante, el paciente no conoce a sus allegados, no recuerda sucesos recientes y pasados, y muestra incapacidad para hablar e incluso para moverse. El deterioro general es severo.
¿Cuáles son los signos que deben alertarnos?
La detección precoz de los primeros síntomas es fundamental para realizar un diagnóstico de la enfermedad y sobre todo para establecer un tratamiento. Por esta razón, ante los primeros signos de alarma en un familiar o persona cercana, es recomendable acudir con ella al médico.
No obstante, también hay que tener en cuenta que el envejecimiento trae consigo un deterioro físico y mental normal, con los consiguientes despistes y olvidos que no tienen por qué ser indicativos de alzhéimer y no deben alarmarnos.
Para saber distinguir qué es un signo de alarma y qué no, desde la Fundación Alzheimer España indican cuáles son las primeras señales que debemos tener en cuenta para detectar la enfermedad, basadas en dificultades de memoria y modificaciones en el comportamiento:
Pérdidas de memoria: suelen afectar a temas de la vida cotidiana.
Colocar cosas en lugares erróneos.
Dificultad para recordar el nombre de cosas que se usan habitualmente o para desempeñar tareas habituales.
Dificultad para manejar objetos o realizar gestos familiares.
Tendencia a repetir las mismas preguntas o frases, a pesar incluso de que ya hayan recibido la respuesta correspondiente.
Problemas con el lenguaje oral y escrito y en la compresión de imágenes del entorno.
Desorientación en tiempo y lugar.
Pérdida de interés al realizar actividades que antes le entusiasmaban.
Cambios bruscos de humor.
Complicaciones a la hora de seguir instrucciones o resolver problemas.
Fuentes
Fundación Alzheimer España.
A.F.A.N: Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Navarra.
Departamento Médico de Laboratorios Cinfa.
Publicado en: cinfasalud.com
Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.
Las respuestas a las interconsultas internacionales (second opinion) sobre neurología son evaluadas por nuestro consultor en La Habana el Dr. Armando Gomez Taboada
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