Caracterizada por crisis y convulsiones recurrentes que conllevan problemas neurobiológicos, cognitivos y psicológicos, te explicamos en qué consiste la epilepsia, sus causas, cómo se manifiesta y cómo se trata.
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas crónicas más importantes y prevalentes en todo el mundo, provocada por uno o varios trastornos que predisponen al cerebro para generar convulsiones recurrentes, que tiene consecuencias no sólo neurobiológicas, sino también cognitivas y psicológicas.
La literatura acerca de la epilepsia ha estado, históricamente, plagada de errores que han alimentado su leyenda negra y han motivado que los pacientes epilépticos sufran un injustificado estigma social en sus relaciones sociales y laborales, lo que en muchos casos genera al paciente, además, problemas de ánimo o incluso ansiedad.
Para considerar que una persona padece epilepsia como enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) exigen la repetición crónica de crisis epilépticas, es decir, se hace el diagnóstico de epilepsia cuando el paciente ha tenido dos o más crisis espontáneas a lo largo de su vida.
La epilepsia es el tercer trastorno neurológico más frecuente después de los ictus (accidentes vasculares cerebrales) y las demencias, y se calcula que afecta al 0,5-1,5% de la población. Sólo en España se dan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos de epilepsia al año, se estima que 225.000 personas han sufrido crisis epilépticas en el último lustro y se calcula que cerca de 578.000 personas padecerá epilepsia a lo largo de su vida, según las estimaciones de la Federación Española de Epilepsia (FEDE) y la Sociedad Española de Neurología (SEN), y la OMS calcula que podría afectar a 50 millones de personas, de las cuales tres cuartas partes no reciben el tratamiento necesario. La mayoría de los casos ocurren en niños menores de 10 años y en personas mayores de 65. Son más frecuentes en países subdesarrollados y entre las clases socio-económicas desfavorecidas.
Uno de los mayores problemas de esta enfermedad es que tiene un diagnóstico complicado, y puede llegar a retrasarse hasta 10 años. De hecho, una de cada cuatro crisis pueden pasar desapercibidas para los afectados y sus familiares. Y es que, hay que aclarar que las crisis epilépticas «no siempre se manifiestan como una convulsión. Aunque todas suelen ser de comienzo brusco, repentino y con una duración de segundos o de pocos minutos, en muchas ocasiones los pacientes presentan crisis más sutiles en las que predomina una desconexión parcial o total del medio y en las que los fenómenos motores con los que habitualmente asociamos a esta enfermedad –como sacudidas, temblores o movimientos más complejos, como los automatismos– son escasos y no son el fenómeno prominente”, señala el Dr. Francisco Javier López Gonzalez, Coordinador del Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología. “Son precisamente las personas que presentan estas crisis más sutiles, que pueden pasar inadvertidas en su entorno o incluso para el mismo paciente, donde más retrasos y fallos se producen en su diagnóstico”.
Crisis epilépticas, qué son y por qué se producen
Las crisis epilépticas se producen por una descarga anormal y exagerada de ciertos grupos neuronales del cerebro. Para que las descargas neuronales anormales desencadenen crisis epilépticas deben tener lugar una serie de procesos: sincronización, amplificación y propagación de las descargas.
La descarga epiléptica se produce como resultado de un desequilibrio entre los mecanismos excitadores e inhibidores a los que las neuronas están expuestas. La epileptogénesis es el proceso por el que una estructura nerviosa normal se vuelve hiperexcitable, hasta llegar a generar crisis epilépticas de forma espontánea.
Para determinar si se trata de una crisis epiléptica hay que tener en cuenta que:
– No toda descarga paroxística del cerebro, aunque sea detectable en el electroencefalograma (EEG), es una crisis epiléptica si no produce clínica.
– Las disfunciones paroxísticas cerebrales que no se hayan producido a consecuencia de una descarga neuronal hipersíncrona, sino de otro tipo, no deben considerarse crisis epilépticas, aunque pueden provocar manifestaciones clínicas similares.
– Las descargas de otros grupos neuronales fuera de la corteza cerebral, por ejemplo del tronco cerebral o de la médula, dan lugar a manifestaciones paroxísticas, como espasmos musculares, que no son crisis epilépticas, aunque respondan a los mismos fármacos.
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Esta información en ningún momento sustituye la consulta de un profesional médico.
Más sobre Epilepsia:
Ver Epilepsia Parte 2: Crisis epilépticas. Sus tipos y variantes.
Ver Epilepsia Parte 3: Causas de la epilepsia: hereditarias, congénitas o adquiridas.
Jesús Porta, neurólogo y director de la Fundación del Cerebro (España) explica en este vídeo qué es la epilepsia y cómo pueden manifestarse los distintos tipos que se conocen de esta enfermedad neurológica. (Tomado de https://www.medicinatv.com)
Las respuestas a las interconsultas internacionales (second opinion) sobre neurología son evaluadas por nuestro consultor en La Habana el Dr. Armando Gomez Taboada
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