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Vivir con diabetes.

Vivir con diabetes.

Aprender a vivir con diabetes

Más del 55 % de las personas que fallecen a causa de la diabetes, lo hacen prematuramente, pues son menores de 75 años y no alcanzan la esperanza de vida promedio.

«Aprendes a convivir con ella». Es esa una frase reiterada que he escuchado decir más de una vez, y a la que te acostumbras— a veces sin detenerte a comprender su total dimensión— cuando buena parte de tu familia materna conoce de cerca la diabetes.

Has visto sus peores caras: la de la amputación del abuelo, la dependencia total de los medicamentos, la de las limitaciones cotidianas… Pero has vivido también la certeza de que, con conciencia, se puede no solo tener un mejor manejo de la enfermedad y evitar sus complicaciones, sino vivir una vida plena.

El mayor reto para muchos especialistas estriba justamente en que las personas conozcan a tiempo si padecen esta condición o están en riesgo de padecerla, y más importante aún, qué hacer si esos elementos están presentes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay en la actualidad 415 millones de personas adultas con diabetes en el mundo, y se espera que esa cifra para el año 2040, ascienda a los 642 millones.

En Cuba más de un millón de personas viven con esta enfermedad, de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Salud Pública. Sin embargo, expertos advierten que avanzar en el diagnóstico de este padecimiento es esencial, en tanto solo están registrados alrededor de 700 000 pacientes.

Desde la OMS, varios investigadores se refieren a ella, en específico a la diabetes tipo 2, como la gran paradoja de la tecnología moderna, en tanto la consideran «una enfermedad de la civilización», si se considera que representa más del 90 % de los casos de diabetes y es en buena medida producto del desarrollo humano en términos tecnológicos.

Las cifras por si solas dan cuenta de que se trata de una amenaza para la salud mundial, y el contexto cubano, donde las principales causas de muerte en la población se corresponden justamente con las enfermedades crónicas no transmisibles, no está ajeno a esta tendencia.

Según el Anuario Estadístico de Salud del año 2017, la diabetes se sitúa como la octava causa de mortalidad en el país. Si bien en los últimos años la mortalidadse ha mantenido estable, y oscila alrededor de 20 fallecidos por 100 000 habitantes por esta causa directa; ello contrasta con el aumento permanente de la prevalencia, que se ha duplicado con respecto a hace una década. Más del 55 % de las personas que fallecen a causa de la diabetes, lo hacen prematuramente, pues son menores de 75 años y no alcanzan la esperanza de vida promedio en el país.

Por otra parte, si bien en Cuba aún no está concluido el registro nacional de diabetes, se estima que hay alrededor de 1000 niños y jóvenes por debajo de 15 años padecen esta condición; y podría hablarse de un incremento en el debut de menores de cinco años con dicha enfermedad, de acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Endocrinología.

Si se atiende además a que la diabetes tributa a las principales causas de muerte, fundamentalmente las enfermedades cerebrales y cardiovasculares, es evidente que en el control de este padecimiento se decide la vida de muchas personas.

El incremento vertiginoso de la prevalencia de diabetes, los efectos que provoca en las personas que la padecen, las cuales tienen que cambiar totalmente sus estilos de vida, al requerir una alimentación específica, tratamientos orales o inyectables, monitoreo constante del nivel de glucosa en sangre y orina, y la probabilidad de tener que manejar secuelas graves como la ceguera, insuficiencia renal crónica, amputaciones, disfunciones sexuales; así como el costo económico de cada paciente a la familia, al sistema de salud y a la sociedad, convierten a la diabetes en una problemática..

Definida por la OMS como una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no produce suficiente insulina (una hormona que regula el azúcar en la sangre y nos aporta la energía necesaria para vivir), o cuando el cuerpo no puede utilizar eficazmente la insulina que produce. Si no puede llegar a las células para convertirse en energía, el azúcar se acumula en la sangre hasta alcanzar niveles perjudiciales.

Son dos sus formas principales. Las personas con diabetes de tipo 1 generalmente no producen insulina, por lo que necesitan inyecciones de esta hormona para sobrevivir. Las personas con diabetes de tipo 2, que suelen producir su propia insulina, pero la cantidad es insuficiente o no la pueden utilizar apropiadamente; por lo general tienen sobrepeso y son sedentarias, dos circunstancias que aumentan sus necesidades de insulina.

Con el tiempo, la hiperglucemia puede poner en peligro a todos los órganos principales del cuerpo y provocar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, neuropatías, insuficiencia renal, ceguera, impotencia e infecciones que pueden necesitar amputación, advierte la OMS.

Justamente, de acuerdo a estudios realizados en la Mayor de las Antillas, el factor de riesgo más importante para la presencia de diabetes es el sedentarismo y la obesidad.

Vivir con diabetes.

La literatura especializada apunta que son tiempos donde se les facilita a las personas el ingerir más calorías que en cualquier otro momento de la historia y en el que tampoco hay grandes demandas físicas (caminar, montar en bicicleta, realizar trabajos físicos), sino una vida más bien sedentaria en la que pasamos buena parte del día sentados. Se trata de una combinaciónde ingreso excesivo y escaso gasto de calorías que lleva al aumento de peso y a la obesidad, y hoy nos pasa factura.

Para el que tenga dudas, basta apenas detenerse a observar qué es lo que las personas prefieren comer, para convencernos sobre el peligro de los alimentos ultraprocesados como motor de la epidemia mundial de obesidad.

Indicadores suficientes de esta problemática encontramos en nuestro propio país, si tenemos en cuenta que de acuerdo con los resultados de la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada en el año 2010, más del 40,4 % de la población cubana de 15 años y más no realiza actividad física suficiente, y la obesidad en su forma global, que incluye el sobrepeso, representa un 43,8 %, teniendo entre sus condicionantes los hábitos no saludables de alimentación.

El sedentarismo del mundo moderno al que nos convocan diariamente la televisión, el teléfono móvil o el ordenador son tentaciones que alejan cada vez más a la población de los ambientes naturales y el deporte, y derivan muchas veces en una especie de muerte lenta, unido a los malos hábitos alimentarios, en una cotidianidad donde la comida chatarra obtiene un mayor consumo que las dietas equilibradas en fibras y vegetales.

La diabetes nos coloca hoy frente a la realidad de que los medicamentos existentes son para su tratamiento una vez que ya se ha manifestado, pues no se dispone aún de fármacos para evitar que un trastorno metabólico inicialmente leve progrese hacia la diabetes. Sin embargo, esta condición es un ejemplo de cómo la medicina moderna, a pesar de no curarlas, consigue modificar la progresión de muchas enfermedades y sus repercusiones en el paciente, convirtiéndolas de agudas en crónicas.

Pero de nada valen, si no se modifican con voluntad propia los estilos de vida hacia unos más saludables, donde nos eduquemos en cómo controlar la enfermedad, bajo la premisa de que la educación no forma parte del manejo de la diabetes, sino que es el manejo en sí de la diabetes.Tener conciencia de que se vive con diabetes no es el fin, sino el comienzo de un camino que depende mucho de nosotros cuán azaroso sea.

Factores de riesgo para la diabetes

– Edad, herencia y genética

– El estrés

– Sedentarismo

– Exceso de comida chatarra

– Hipertensión

– Colesterol alto

– Tener un embarazo o bebé por encima del peso normal

– Diabetes gestacional

¿Cuáles son las consecuencias frecuentes de la diabetes?

– Con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios.

– Los adultos con diabetes tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

– La neuropatía de los pies combinada con la reducción del flujo sanguíneo incrementan el riesgo de úlceras de los pies, infección y, en última instancia, amputación. En Cuba, gracias al Heberprot-P, medicamento cubano novedoso y único para el tratamiento de las úlceras del pie diabético, se han evitado alrededor de 13 000 amputaciones.

– La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. El 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes.

– La diabetes se encuentra entre las principales causas de insuficiencia renal.

– Con frecuencia causa disfunciones sexuales tanto en la mujer como en el hombre.

Cómo reducir la carga de la diabetes

Se ha demostrado que medidas simples relacionadas con el estilo de vida son eficaces para prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición. Para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 y sus complicaciones se debe:

– Alcanzar y mantener un peso corporal saludable.

– Mantenerse activo físicamente: al menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana; para controlar el peso puede ser necesaria una actividad más intensa.

– Consumir una dieta saludable, que evite el azúcar y las grasas saturadas.

– Evitar el consumo de tabaco, puesto que aumenta el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Tomado de : http://www.cigb.edu.cu/es/la-vida-con-diabetes/

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